Dia 14 – Dejando todo atras… – #33dC21DiasDeAyunoYOracion

#33dC21DiasDeAyunoYOracion
Día 14
Domingo, 24 de enero del 2016
Dejando todo atrás…
Por: Lucy Esquilín
Cuando pasas por situaciones extremas, puedes experimentar ciclos emocionales. Y pasas del optimismo, a la negación, a la ansiedad, al miedo, a la desesperación, a la depresión, luego sientes alivio, viene la esperanza nuevamente y llegas al optimismo otra vez. Y tengo algo que decirte, puedes estar viviendo así toda tu vida, hasta tanto y en cuanto no le des espacio al Señor para trabajar en tu corazón. Y para esto tienes que levantarte. Dios te puede dar Su mano para hacerlo, pero si no te decides a hacerlo, no puede ocurrir la sanidad de tu corazón.
Lucas 13:10 nos habla de una mujer con ciertas características que nos dejan ver que era una mujer que experimentaba algo de esto en su vida; una mujer marcada por el dolor, marcada por el desierto y sus experiencias la habían anquilosado:
- Ella estaba enferma, desde hace 18 años: la enfermedad que tenía (asdséneia en griego) era debilidad (de cuerpo o mente); moralmente Hay circunstancias de la vida que nos dejan débiles de espíritu
- Ella llevaba doblado su espíritu, por 18 años: Algunas versiones de la Biblia dicen: “andaba agobiada “. Lo que vivía le hizo estar agobiada; encorvada, (sunkúpto), esto es agacharse totalmente, enrollada i.e. ser vencido completamente por algo. Estaba doblada completamente, con la cabeza pegada a los pies. Alguna situación la fue debilitando hasta que la encorvó completamente, estaba pegada al piso. Cuando la depresión nos arropa, la tristeza nos debilita, hace que seamos vencidos completamente por las circunstancias, de tal modo que se hace difícil hasta levantar la vista, sólo miramos el suelo.
- Ella estaba emocionalmente encadenada, desde hace 18 años: la Escritura se refiere a lo que tenía como un espíritu de enfermedad; era algo sobrehumano lo que la tenía enferma. Y en el versículo 15 de ese mismo capítulo, Jesús comparó el milagro hecho, con la acción de desatar un buey o un asno para darle de beber. Las situaciones recurrentes que, al pasar del tiempo nos encadenan a un espíritu angustiado; maneras de pensar, dolores, temores, la tenían amarrada a la desesperanza. ”Ya todo está acabado”, “No hay solución para mí”. No sabemos cuán despreciada y falta de amor se encontraba, pero se sentía “nadie”.
Jesús conocía todo su dolor, conocía qué la tenía encorvada, qué había afectado su espíritu, su autoestima. Y como siempre suele hacer, y la llamó; y la llamó mujer, no se menciona su nombre y creo que es que Jesús quería hablarle a todo lo que, como mujer le había afectado; y le hablo a todo lo que la identificaba. Le habló a su dolor, le habló a su corazón, a sus temores, a sus pensamientos, a sus cadenas. Y Jesús la vio, la llamó, para romper su ciclo de sufrimiento Y ese “llamó” no implica que ella tan sólo le mirara, sino que le ordenaba que fuera hacia Él, prosfonéo.
Esta mujer tuvo que tomar la decisión de levantarse e ir hacia el Maestro. Jesús pudo sanarla desde donde estaba, pero decidió llamarla. ¿Por qué? Jesús quería que ella se sacudiera, que se pusiera sobre sus pies, era parte del proceso de sanidad. Quizás porque ella debía dejar algunas cosas atrás. Él la llamó y ella decidía si se quedaba donde estuvo por 18 años, o ser sanada y tener una nueva identidad. Podría asegurar que fue sanada en el mismo momento en que decidió caminar al frente y dejar el peso del pasado, dejar todo atrás.
Es que, luego de pasar por momentos que nos encorvan, llegamos a hacerlos parte nuestra: “¡Ay Dios mío!; ¡es que esta prueba es para siempre!”. “Es que este dolor es difícil de borrar”. “Es que no puedo olvidar”. En el tiempo de desierto, es posible que uno se amarre a las tristezas y dolores y hasta que nos acostumbramos a ellos, nos hacemos co-dependientes. Vas a la iglesia y llevas tus dolores al altar, pero cuando sales, vuelven a estar pegados a tu corazón como el primer día. Con esto no le resto peso a las situaciones que hemos vivido, no; pero es necesario que haya en nosotros el deseo de cambiar, despojarse, entregar.
El alma a veces se encorva, no por la dificultad en sí, sino por nuestra actitud ante ella, pensando que ya se acabó todo, ¿podrías hacer una imagen mental? NO es que patrocine el positivismo sin espiritualidad, pero sin lugar a duda, aquel que se amarra a lo negativo, ciertamente jamás podrá ver lo que Dios tiene para él; jamás podrá ver que Dios nos vio desde el principio de los tiempos. Sé que Él siempre, siempre nos vé y estoy segura que en el momento de la dificultad nos llamará hacia Él; y llamará hacia Él todo lo que somos, para que TODO lo que nos agobia, sea dejado atrás. Sólo tienes que proponerte, afinar tus oídos para que lo escuches, y levantándote, cierres la puerta que está detrás de ti, la puerta de tu pasado, para que puedas disfrutar todo lo nuevo que Él diseñó para ti.
Motivos de oración para este Tiempo de Renuevo:
- Que podamos escuchar a Dios llamándonos, y que podamos incorporarnos para caminar hacia Él.
- Que podamos despojarnos, entregar de todo peso que nos asedia; quitar de nosotros toda mala actitud que nos pueda tener encorvados, agobiados;
- Oramos para que huya la depresión, la debilidad emocional, o tristeza, y que en su lugar llegue el óleo de gozo de Dios.
- Que podamos cerrar la puerta del pasado, para poder disfrutar de lo que Dios ya preparó.
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