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Dia 16 – En Temporada de Huracanes… – #33dC21DiasDeAyunoYOracion

#33dC21DiasDeAyunoYOracion
Día 16
Martes, 26 de enero del 2016
Por: Pastor Vanyo Esquilín

En temporada de huracanes…

Isa 32:2  Y será aquel varón como escondedero contra el viento,  y como refugio contra el turbión;  como arroyos de aguas en tierra de sequedad,  como sombra de gran peñasco en tierra calurosa.

Todos los que BlFNPUEIEAAhRDIpertenecemos al área geográfica del Caribe sabemos que el 1ro de junio tiene un asterisco en el calendario: ¡COMIENZA LA TEMPORADA DE HURACANES!

Siempre que llega esta época nos centramos en los elementos y consecuencias de las tormentas, y la necesidad de prepararse. Los vientos, las lluvias, las inundaciones, la marejada ciclónica, la erosión…En fin, desde nuestros lentes vemos a estos fenómenos como despiadados, destructivos y dañinos.

Sin embargo, si los vemos desde otro ángulo, los temporales tienen grandes beneficios. Las tormentas y huracanes son necesarios para el desarrollo sano de los bosques y demás recursos naturales:

  • Se renueva la flora
  • La fauna no tiene problemas porque por instinto saben qué hacer cuando se acerca la tormenta: Rabo junco, ave conocida como el “Weather Bureau Boricua”, siempre esta e tierra cuando hay temporal en el mar. (los que siempre estamos perdidos en este proceso somos la expresión máxima de la creación: el ser humano)
  • Las inundaciones no solo remueven el sedimento que se aloja en el fondo de los ríos y lagos, también arrastra consigo toda la basura.

Son los temporales los que ese encargan de barrer la hojarasca, de limpiar los arboles de ramas secas y enfermas, de sanear los cuerpos de agua, y aunque luego del temporal el bosque se ve marrón, en meses comienzan a brotar los renuevos, las nuevas hojas, las nuevas ramas, y su verdor es aun más intenso que antes.

El tiempo de tormenta puede ser dañino para el ser humano porque lo vive en medio de la mala administración de los recursos que Dios puso a su cargo. Optamos por violentar las leyes naturales, secar ríos quebradas y riachuelos, derribar árboles, desintegrar montañas, y re arreglar los cursos de los ríos para “acomodar” nuestras edificaciones. A pesar de esto, estas temporadas son parte del bisturí que Dios utiliza para traer renuevo a la tierra, para limpiar los aires de contaminación.

Es interesante que en la parte más alta de los huracanes los vientos son menos fuertes y , mientras más alto estés, menos daño te hacen sus vientos.

Entonces, la clave no está en evitar los huracanes, porque siempre van a llegar, sino en entender que hay algo positivo en el temporal que estás viviendo. Son épocas que pueden retar nuestra capacidad para creer y confiar, pero al mismo tiempo son momentos gloriosos en donde podemos ver a Dios revelarse y formarse en nosotros. Es en lo inesperado y lo incomprensible del tiempo borrascoso que Dios revela Su mano providencial para transformar tu tormenta en calma y evidenciar Su presencia y propósito.

Por eso en lo inesperado e incomprensible:

  • Dios toma a Moisés y lo saca de palacio para entrenarlo en el desierto y convertirlo en el Libertador de Su pueblo

Por eso en lo inesperado e incomprensible:

  • Dios toma a José y lo saca del desierto para entrenarlo en el palacio y convertirlo en la fuente de provisión para su pueblo y en un modelo de relevancia cuando hablamos del perdón.

Por eso en lo inesperado e incomprensible:

  • Dios toma a Josafat y, contrario a cualquier modelo de estrategia bélica, coloca la adoración a Dios de frente al enemigo, provocando que lo que vino a destruir termine favoreciendo a Sus hijos e hijas. El enemigo termina emboscándose el mismo.

Por eso en lo inesperado e incomprensible:

  • El Padre decide enviar a Su Hijo a morir en una cruz para que, a través de la muerte de Uno, toda la humanidad reciba salvación.

En tiempos de tormenta podemos encontrar la paz y confianza que produce estar centrados en Dios, que con Su palabra calma el mar tempestuoso y el viento que amenaza. Cuando precisamente lo que enfrentamos no es lo que nosotros esperamos, o lo que vemos no es lo que quisiéramos, Dios nos dice: “Yo Soy tu escondedero contra el viento; Soy tu refugio contra el turbión; Yo soy como arroyos de aguas en tierra de sequedad;  Yo soy como sombra de gran peñasco en tierra calurosa… (Isaías 32:2)

En este tiempo de renuevo oramos:

  • Para que nuestro corazón se enfoque, no en el huracán, sino en Dios que tiene el poder sobre el viento que sopla. Mientras más alto estemos, sentiremos menos el viento.
  • Que descansemos en Dios y su favor. La tormenta no viene para destruir, sea cual sea el origen de esta, Dios la utiliza para transformar y renovar
  • Para que mantengamos la esperanza. Nuestra fe no se basa en pensamiento positivo o sugestión, se centra el e poder y la potestad de Nuestro Dios para provocar que tas las cosas nos ayuden a bien (Romanos 8:28)
  • Que confiemos en que Dios gobierna nuestra vida, aun en procesos que nos lleven a lo inesperado e incomprensible. Dios ya venció en el desierto, en el pozo y la cárcel, en la batalla, y más importante aún, ¡VENCIÓ LA  CRUZ!

 

 

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Dia 15 – Agua que Salta para Vida – #33dC21DiasDeAyunoYOracion

Joann2#33dC21DiasDeAyunoYOracion
Día 15
Lunes, 25 de enero de 2016
Agua que Salta para Vida
Por: Joann Vázquez

“En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.”   (Juan 7:37-38)

 

En algún momento de nuestra vida todos hemos escuchado acerca de esta sustancia, compuesta por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. Los seres vivos la necesitamos. Tres cuartas partes (¾) de nuestro cuerpo está compuesto por ella. ¡El agua! Una materia que tanto necesitamos y utilizamos en los diversos escenarios de vida; limpieza, higiene, cocina, alimento, agricultura…e inclusive, nuestra propia vida depende del agua. ¿Recuerdas el tiempo de racionamiento de agua que ocurrió en Puerto Rico? De alguna forma u otra, fue un proceso incómodo para nosotros. Nos costó adaptarnos al menos uso del agua y a tener que almacenarla constantemente para las diversas utilidades. La realidad es que esta sustancia es indispensable para nuestra existencia.

¿Alguna vez te has enfermado hasta que tu cuerpo ha llegado a la deshidratación? Recuerdo que fue una de las experiencias más desagradables de mi vida. Luego de pasar la noche y madrugada con fiebre alta, debido a una bacteria en mi cuerpo, me levanté de mi cama; y no esperaba que luego de dar algunos pasos, mi vista se nublara por completo, comenzara a “sudar frío”, tener escalofríos y sentir que me desmayaba ¡y estaba sola en mi casa! Fue un momento desesperante y llegué a pensar que iba a morir. Todo, porque el cuerpo no estaba debidamente hidratado.

“Mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.” (Juan 4:14)

Nuestro espíritu depende de la fuente que Jesús abrió para nosotros en la Cruz. Sin esta agua, que ofrece vida eterna, nuestra alma y nuestra vida se deshidratan. Pero si bebemos de Su agua, tenemos Vida. Si nos enfermamos, y nos debilitamos espiritualmente, es porque buscamos llenarnos de otras aguas, con las cisternas equivocadas. “Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.” (Jeremías 2:13) ¿Y cómo logramos obtener el agua que el Señor nos ofrece?, ¿Cómo logramos ser completamente saciados?,  ¡Cree y confía en Él! “… El que cree en mí, como dice la Escritura, (Juan 7:38)

Creer en Jesucristo, en Su sacrificio en la Cruz y confiar en Sus promesas para nosotros, provoca una temporada de limpieza y renuevo. Los ríos de agua viva son abiertos para nosotros y todo lo que se ha endurecido en nuestro corazón, se sensibiliza con Su abrazo de Perdón y Gracia. Él nos restaura, Él nos hace nuevos. Su agua significa perdón, limpieza, provisión y renuevo. “Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.” (Ezequiel 36:25-27)

Su agua es Su presencia en nuestra vida. Cuando somos renovados por La Fuente de agua viva, comenzamos a dar frutos de la pureza que Su agua y nuestra cercanía a Su presencia, trae a nuestro corazón. Somos fortalecidos, somos fructíferos. ¿Es posible que alguna planta o algún árbol crezca, sea vea frondoso y produzca frutos de manera efectiva sin la existencia del agua? De la misma manera necesitamos nosotros estar cerca de Cristo, porque quien le cree y está cerca de Él… “Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.” (Salmos 1:3)  ¿Y cuál es ese fruto? “… amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza…” (Gálatas 5:22-23)

La Fuente de Agua que Dios nos brinda por Su gracia y por Su amor, cambia la condición de nuestro corazón y de nuestra vida entera. Permitamos que el renuevo de Sus corrientes de agua viva, sacie toda sed de nuestro espíritu, limpie nuestra alma y nos fortalezca. “Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.” (Apocalipsis 21:6)

Motivos de Oración para este Tiempo de Renuevo:

  1. Que podamos creer y confiar plenamente en Él.
  2. Que permitamos que Sus aguas ablanden nuestro endurecido corazón, nos limpie, nos renueve, nos fortalezca.
  3. Que tengamos sed de Su presencia y que podamos vivir plantados junto a Sus corrientes, y no recibamos agua de otras fuentes, cisternas rotas.
  4. Que se note que estamos plantados cerca de Él y podamos dar buen fruto.

 

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